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Siempre hay un elemento emocional en todo lo que uno hace. Ya no me preocupan la sensación y la innovación, sino la perfección de mi estilo. Me encanta la moda femenina, pero las mujeres no me necesitan tanto como los hombres. Son los hombres los que no tienen nada que ponerse. Soy diseñador de moda y la gente piensa, ¿qué sé yo?

Mis vestidos tienen precios muy razonables, para vestidos que se cortan al cuerpo. La actitud lo es todo. Creo que las cosas suceden por una razón y abren nuevas oportunidades. Con los años he aprendido que lo importante en un vestido es la mujer que lo lleva. En la industria de la moda hay mucha prepotencia. Yo no soy así.

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